Coches malditos.

Coches malditos, aquí van unas historias relacionadas con coches que son, cuanto menos curiosas.

James Dean - Porsche 550 1500 RS Spyder (The Little Bastard) 
Tras el rodaje de la mítica película Gigante, el actor quiso probar su nuevo coche con fatales consecuencias, ya que un joven estudiante y su vehículo chocaron contra él causándole la muerte. 

"El pequeño bastardo" no solo mato a James Dean sino que también mató y mutilo a otros que estuvieron en contacto con el. El primero en sufrir esta maldición fue George Barkuis el conductor de la grúa que recogió el pequeño bastardo, el cual murió al caerle el coche encima cuando lo estaba descargando. El coche fue comprado por George Barris que había personalizado el coche para James Dean en primera instancia, lo compró  por 2500$. El día que llegó el coche al taller de George Barris, cuando lo estaban descargando se soltó de la grúa que lo traía y le partió las dos piernas a uno de los mecánicos de George Barris.


George Barris empezó a desguazar el coche ya que las piezas en buen estado se podían vender fácilmente en el mundo de las carreras. La persona que compró el motor, Troy McHenry, murió en la primera carrera que usó dicho motor. La persona que compró la transmisión, William Eschrid tuvo un brutal accidente que casi le cuesta la muerte. Posteriormente contó que la transmisión se bloqueó completamente bloqueando las ruedas.


Las ruedas se las vendió a un joven que una semana más tarde se vio involucrado en un accidente debido a un defecto en las ruedas que pertenecían al Porsche de James. Después de una carrera, un chico intentó robar el volante del Porsche de Barris (que era el de Dean) y se cortó el brazo. 


Tratando de desprenderse del maléfico coche, Barris se lo prestó a la Patrulla de Carretera de California para que lo exhibiera y así resaltar la importancia de la seguridad y la prudencia en la conducción. Antes de que se lo lleve la patrulla, el garaje donde estaba guardado "El pequeño bastardo" se prende fuego y misteriosamente este se salva mientras el resto de los coches se ven envueltos en llamas. 

Cuando el coche fue puesto en exhibición en Sacramento, se cayó del stand y le rompió la cadera a un adolescente. Cuando el auto era transportado rumbo a una exposición de seguridad en la ciudad de Salinas, el camión derrapó muriendo su conductor. 

En 1958, Barris prestó la carrocería del Porsche 550 para ser expuesta en una muestra de seguridad vial en Miami, Cuando se cargó en el camión para ser llevado a Los Ángeles, este desapareció misteriosamente. Nunca llegó a destino. Desde ese día, el paradero del "Pequeño bastardo” se desconoce por completo. 

James Dean - Little Bastard


Jean Bugatti – Bugatti Type 57C Tank
Jean se accidentó alrededor de las 23:00 horas del viernes 11 de Agosto de 1939, al intentar esquivar a un ciclista cuando se encontraba probando un Bugatti entre Strasbourg y Molsheim, en carretera abierta pero vigilada por Robert Aumaître y Roland Bugatti (su hermano menor, que cumpliría 17 años una semana más tarde) uno en cada punta de la recta.

El auto de Jean, un Type 57C sport modificado con batalla de 330 cm y motor del Type 57G, era el que había ganado Les 24 Horas de Le Mans el 18 de Junio, y Jean lo estaba adaptando para que participara en el Grand Prix de La Baule el siguiente 3 de Septiembre (el inicio de la II Guerra Mundial cancelaría la prueba). Con sus guantes de cuero, un foulard al cuello, la cabeza descubierta y un pitillo en los labios, el piloto fuerza al biplaza hasta que este se encuentra a punto de alcanzar los 200 Km/h en la recta que va de Duttlenheim a Entzheim, y en ese momento surge el ciclista en el área iluminada por los faros, circulando sin luces por el arcén. Jean da un volantazo, este se estrella y el auto explota.


Jean Bugatti ingresa cadáver en el hospital de Strasbourg. Y no fue la única víctima del siniestro: parece ser que el ciclista (el radiotelegrafista Joseph Metz, de 19 años) circulaba algo ebrio; se sintió culpable del accidente y se suicidó tres años más tarde. Sin embargo, el biógrafo Philippe Aubert, aunque sin insinuarlo abiertamente, deja traslucir los suficientes datos como para sospechar que el accidente pudo tener, en el fondo, un carácter voluntario, algo así como un suicidio encubierto: en su diario, Jean sólo había dibujado una cruz ese día. Su estado de ánimo se encontraba fuertemente deprimido por varios factores: la fábrica de su padre se encontraba en ruina económica, con malas perspectivas para superarla, y Ettore había encontrado una solución parcial (trasladarla a Bélgica) que no agradaba a Jean. Por otra parte, su novia, Reva Reyes, no había sido admitida por la exigente familia Bugatti. Además, Jean tenía preparado, unos meses antes, una carta de despedida y un testamento. Fue enterrado en el panteón de la familia, en Dorlisheim.


Jean Bugatti – Bugatti Type 57C Tank


Isadora Duncan – Amilcar GS
Empieza su mala relación con los coches cuando unos años antes de su muerte, en 1913, con el Sena parisino como telón de fondo, sus dos hijos fallecieron ahogados al caer el automóvil en el que viajaban a las aguas.

Acompañada por un mecanico italiano amigo suyo, la pareja circulaba por el Paseo de los Ingleses en la ciudad de Niza al sur de Francia. Isadora vestía con su habitual lujo. Dando dos vueltas a su cuello, llevaba un largo echarpe de seda que se agitaba libremente al aire de la marcha. No hubo grito alguno, todo sucedió en apenas un instante. La pieza de seda, ondeando alegremente, topó por casualidad con los radios metálicos de la rueda trasera, trabándose con ellos. El efecto fue inmediato, el echarpe se tensó y estranguló violentamente el cuello de Isadora, que se fracturó sin remedio



Isadora Duncan – Amilcar GS


Graef und Stift
El 28 de junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando y su esposa la archiduquesa Sophie, fueron asesinados a tiros por Gavrilo Princip, miembro del grupo radical ‘La joven Bosnia’,  mientras iban en un bonito coche de época de seis plazas al descubierto fabricado por la marca austriaca Graef und Stift. Este fue el evento que dio inicio a la Primera Guerra Mundial y las primeras muertes en las que el automóvil estuvo involucrado.  
La leyenda cuenta que todos los dueños de este Graef und Stift han sido víctimas de la mala suerte. El General Portiorek fue el siguiente en poseer este maldito coche. Después de una derrota militar enorme y un amargo viaje a Viena, comenzó a tener problemas mentales y murió en un manicomio.
El nombre de la siguiente persona propietaria de este coche no se conoce. Todo lo que se sabe es que él era un capitán del ejército. Un día mientras conducía el coche se encontró con dos campesinos que caminaban por la carretera frente a él. Intentó esquivarlos y desviar la dirección del vehículo, ello hizo que se saliera de la carretera y chocara contra un árbol. Los tres murieron en el accidente.
El coche llegó hasta el gobernador de Yugoslavia. Durante el tiempo que tuvo este coche, sufrió cuatro accidentes distintos en uno de los cuales perdió el brazo. Llegó a la conclusión de que el coche traía mala suerte y su amigo el Dr. Srikis se lo compra riéndose de las ideas de su amigo sobre el coche. A los seis meses de la compra, el Dr. Srikis moriría al volcar con el coche.
Posteriormente, fue adquirido por Simon Mantharides, un joyero coleccionista de antigüedades. Al comprarlo como pieza de colección, no perdió la vida a su volante, pero se suicidó seis meses después por causas desconocidas.
 El Graef und Stift pasó a manos de otro coleccionista. Se trataba de un médico y, al parecer, comenzó a perder pacientes y a tener problemas económicos. Por este motivo, lo puso en venta. El coche se convirtió en propiedad de un corredor suizo  nada supersticioso: quería probar que aquel modelo no era el portador de ninguna maldición. Tardó pocos días en morir en carretera .
La historia más curiosa de este caso es la de un rico terrateniente residente en Sarajevo. Un día, mientras paseaba feliz con su nueva adquisición, el Graef und Stift se quedó parado sin motivo aparente. Cuando estaban atándolo a un carro de bueyes para transportarlo al taller, aquel vehículo infernal se puso en marcha súbitamente, atropelló a su dueño y cayó por un barranco.
 Pero la ‘leyenda’ no termina aquí. Aún estando destrozado, Tiber Hirshfield, propietario de un negocio de vehículos de alquiler, lo adquirió, lo restauró y lo pintó de azul. Quizá esperaba que el cambio de color acabase con sus ‘instintos asesinos’. No fue así. Las características de este modelo austriaco lo convertían en el coche perfecto de una boda. La primera vez que fue utilizado para este fin, trató de pasar una larga fila de coches cuando el coche misteriosamente se salió de control y se estrelló. Cuatro de los cinco murieron en el accidente.  Hirshfield,  hacia las veces de chófer, fue su  último dueño en fallecer.
Este coche maldito está expuesto en el “Heeresgeschichtliches Museo de Viena. El edificio parecía un imán para las bombas aliadas en la II Guerra Mundial: la mayor parte de la colección fue arruinada en la contienda. Casi toda, menos el Graef und Sift de los archiduques de Austria: un perfecto superviviente que bien podría compararse con un asesino en serie.
Graef und Stift


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